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memorial de guatemala
La política de los tiempos cortos
Por Andrés Cabanas - Guatemala, 2 de
junio de 2020
El gobierno instaura la política de los tiempos cortos.
Transitamos o nos hacen transitar de la amenaza
de cierre total del país por quince días a la
ampliación real del horario de movilización, sin que el
Ejecutivo se digne a justificar las razones de una y otra
medida.
Hace muy poco estábamos derrotando la pandemia (3 de mayo,
Vamos bien, Giammattei dixit) y hoy empezamos el inicio
del ascenso del ciclo de crecimiento acelerado (o algo
así) sin que oficialmente se informe, se explique, se debata
sobre los impactos, los sacrificios que exige esta etapa,
las medidas necesarias (no las que se anuncian en cadena
nacional), el tiempo que va a durar esta fase en la que no
sabemos si estamos: no importa, dos semanas, un mes, un año,
de todas formas vivimos desde marzo en el día de la marmota,
y lo que viene es otro día igual (como parece gustar a los
gobernantes.
Así estamos, sin estrategias de salud y estrategias sociales
que indiquen cómo responder a la crisis derivada del
COVID-19 y cómo atenuar la crisis social y económica, que el
momento de la pandemia multiplica.
Esta falta de horizonte devela incompetencia técnica e
incapacidad de gestión, que existen y en alto grado: por
ejemplo, el presupuesto para salud y ayuda social
(aunque escaso) no se ejecuta ni llega a la población. Pero
la carencia de ruta de amortiguamiento o salida de la crisis
revela sobre todo la sujeción de las políticas a las
demandas del sector empresarial organizado, que finalmente
impone sus criterios economicistas frente al incremento de
casos de enfermedad y el número de muertos. Recordemos las
presiones insistentes de las cámaras empresariales para
reiniciar actividades económicas todavía suspendidas
parcialmente, como los centros comerciales (no esenciales) y
la construcción de grandes edificios (actividad no esencial,
puesto que las viviendas construidas son destinadas sobre
todo a sectores económicos de alto nivel adquisitivo.
La política de los tiempos cortos es funcional a la política
del beneficio y la ganancia inmediata, que acelera una nueva
normalidad igual de excluyente e injusta que la anterior. Es
hija del individualismo y la insolidaridad, devenidas en
conductas sociales y políticas públicas. Se opera
magistralmente a través del ocultamiento de información o la
tergiversación de la misma (muertes reportadas por el
Ministerio de Salud versus muertes reportadas por el
Hospital Rooselvet), la centralización de la toma de
decisiones, la exclusión de la población en la definición de
políticas.
La apelación imposible a la responsabilidad
individual (quédese en casa, lávese las manos, guarde
la distancia social) queda como la única medida
consistente, a la vez que incoherente, para sobrevivir en
este desorden autorizado y controlado. Consistente porque se
repite desde el inicio de la propagación de la pandemia.
Incoherente porque no tiene en cuenta la realidad social
mayoritaria: la necesidad de salir cada día a buscar el
sustento, la inexistencia de condiciones para el aislamiento
(hacinamiento) en los hogares, la falta de agua y
condiciones para la higiene adecuada en muchos hogares. Lo
dice el Censo 2018:
44% de los hogares cuenta solo con 1 dormitorio.
28% de los hogares cuenta solo con un cuarto para todas sus
actividades.
15 % de los hogares obtiene agua a través de tubería fuera
de la vivienda.
11 % de los hogares comparte el servicio sanitario con
otras familias.
La pandemia hegemónica agudiza la crisis estructural.
Vivimos en la incertidumbre, la inacción, la mentira, el
show mediático, a las puertas de un inminente colapso:
del sistema de salud (colapso total insostenible, en
palabras de médicos del Hospital San Juan de Dios),
económico y social, por el incremento de la pobreza y el
hambre,
de la institucionalidad y el régimen político, que actúa
siempre a espaldas de las demandas y problemáticas sociales.
El Estado en general, la clase política y el sector
empresarial insisten en mantener los tics autoritarios y
excluyentes que definen la historia de este empobrecido
país, aunque esta linealidad puede interrumpirse con
estallidos sociales espontáneos y diversos, y el incremento
de la acción social organizada.
Los tiempos cortos generan incertidumbre y vulnerabilidad
social: provocadas, hasta que se les revierta en forma de
hartazgo y estalle en los hocicos institucionales. En
este momento es especialmente evidente un Estado
omnipresente, incluso en su voluntad reguladora del espacio
y las decisiones en el ámbito privado, a la vez que ausente
e ineficaz en su papel de regulador de la convivencia y
garantía de derechos básicos.
Los tiempos cortos tienen que ser respondidos con tiempos
largos, aquellos que tienen en cuenta la multicausalidad que
multiplica los focos de combustión social (a pesar de la
lluvia) y a todos los actores involucrados, no solamente a
las élites históricas. Planificación, propuestas integrales,
participación social y comunitaria, con acciones construidas
a partir de la búsqueda del bien común y el fortalecimiento
de los derechos básicos colectivos: miradas y acciones en el
corto y largo plazo, que vinculan la crisis coyuntural con
la crisis estructural.
Fuente: pensamientosguatemala.org -
www.memorialguatemala.blogspot.com
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