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Pandemias, Dios y dominación de los
pueblos
Por Ollantay Itzamná* - Guatemala, 27 de
marzo de 2020
Los bicentenarios estados latinoamericanos fueron creados
como estados laicos. Estado laico, jurídicamente significa
que las cuestiones religiosas deben ser practicadas en el
ámbito privado. Ningún gobernante debe utilizar su cargo
para propagar su fe religiosa, no sólo porque contraviene la
libertad religiosa de los otros, sino porque el poder que
ejerce proviene del pueblo, no del designio divino.
La laicidad estatal, constitutivo de los estados modernos,
se legisló para prevenir a la humanidad de repetir el
sangriento oscurantismo medieval que en nombre de Dios se
degollaron y saquearon pueblos enteros. Por ello, a partir
del siglo XVIII y XIX, se prohibió constitucionalmente el
uso y abuso del "recurso" Dios para fines políticos.
Pandemia de COVID-19 y Dios
La actual pandemia del COVID-19, que sacude las certezas
socioculturales modernas de Europa, activa las
incertidumbres y creencias religiosas latentes en sociedades
latinoamericanas y de sus gobernantes.
El Presidente de Guatemala, convoca y declara "sábado de
ayuno y oración nacional" para clamar a Dios que libere a
Guatemala del COVID-19. Gobernantes de Brasil, Bolivia,
Honduras... proclaman "milagros de sanidad" en nombre de
Dios... Pero, se resisten aceptar la "solidaridad
chino-cubano" para controlar la pandemia de COVID-19.
¿Cómo puede un gobernante pedir más ayuno a su pueblo que ya
vive los 365 del año en ayuno forzado? ¡En Guatemala cerca
de 7 de cada 10 personas pasa hambre todos los días! Aquí
hay más iglesias que centros de salud. Más pastores que
médicos o profesores...
Lo que buscan los gobernantes con sus invocaciones a Dios es
afianzar el sentimiento de culpa colectiva en sus súbditos
creyentes por la "desgracia del COVID-19". Legitimar el
poder estatal en el poder divino (ya que carecen de
legitimidad social). De este modo, anular cualquier
probabilidad de rebeldía popular ante el Estado de Sitio
planetario.
Viruela y Dios en la Colonia y la República
La invasión y el saqueo de los pueblos por parte las huestes
europeas, a partir del siglo XVI, no hubiese sido posible
sin el recurso del Dios cristiano. Lo que no podían los
milicianos, lo hacían los curas doctrineros. Pero estos
doctrineros cristianos lograron someter a los aborígenes
rebeldes sembrando el pánico mediante las pandemias como la
viruela, la sífilis, etc.
El mensaje de los doctrineros de la invasión fue: "Por
vuestra desobediencia Dios envía la viruela como castigo".
Incluso durante los primero años de la República, la viruela
siempre fue un aliado para que los conservadores derrotasen
a los liberales. En Centro América, a Francisco Morazán no
derrotó Rafael Carrera, lo hizo el impacto social de la
retórica de: "por culpa de los liberales Dios castiga a
Guatemala con la viruela".
No fue la idea de progreso/democracia la que derrotó a la
insurgencia socialista en la región durante la segunda mitad
del pasado siglo. Fue el mensaje de: "América Latina para
Cristo" propagado por los neopentecostales enviados desde
los EEUU. Tampoco es el discurso neoliberal el que viene
derrotando a las democracias en América Latina, es la
prédica de la teología de la prosperidad que desactiva la
responsabilidad ciudadana de los latinoamericanos para
convertirlos en consumópatas, muy a pesar de sus
limitaciones económicas.
El COVID-19, pasará. No viene para quedarse. Lo que sí
quedará, empeorará, son las condiciones de miseria, y de
anulación humana, en la que sobremorirán las y los millones
de creyentes, bautizados o no, titulados o no, en América
Latina y el mundo. Mientras, pastores, gobernantes y
empresarios cristianos, seguirán en su banquete neoliberal.
Y ¿Dios?.
(*) Defensor latinoamericano de los
Derechos de la Madre Tierra y Derechos Humanos
https://ollantayitzamna.wordpress.com/
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